Esta semana me entristecí con una noticia que a todos parece alegrar. Navegaba por los amplios mares del ciber-mundo, acostumbrado a muy alocadas noticias, hasta que vi una de las más tristes. Resulta que una señora llamada Janice Hall, de 81 años, celebraba con hijos, nietos, bisnietos y uno que otro aparecido sobre un supuesto logro que se nos ha impuesto: graduarse de la Universidad.

La Academia ha estado tan entrometida en nuestras vidas que nos han hecho creer que si no tenemos un título universitario, no habremos logrado un hito importante de nuestras vidas. Incluso a tal punto de forzar a la señora Janice y a muchos adultos más para que puedan obtener tan preciado pedazo de papel. Seamos sinceros, Janice no va a ejercer aunque quisiera. El mundo laboral no está hecho para personas de 81 años recién graduados. Todos los que han pisado una universidad o instituto sabe a lo que Janice se enfrentó durante varios años.

No se trata de cumplir un sueño. Un sueño tal vez sea ejercer algo que te apasiona (o crees que te apasiona hasta que lo ejerces), otro sueño puede ser descansar en una casa de campo en la vejez, rodeado por mascotas y nietos, para aquellos que anhelan tener descendencia, claro. Pero por esta imposición social, la señora Janice y tantos otros adultos mayores, solo han encontrado satisfacción en su título.

Tal vez pensó que era algo que le faltaba hacer antes de morir, porque el ciclo de la vida cambió hace mucho tiempo. Pasó de ser «nacer, crecer, reproducirse y morir» a «nacer, estudiar, trabajar y morir». Todos tenemos que trabajar, por supuesto. Generalmente los trabajos mejoran a medida que se estudia, o eso es lo que generalmente se cree. Pero Janice ya hizo lo que debía hacer en su vida, superó un terrible accidente, dos veces cáncer, criar tres hijos y apuesto que ayudó a criar a varios nietos. Ella no necesitaba estudiar, pasar horas en vela estudiando para parciales, entregando trabajos y memorizando textos. A su edad, merece descansar y ser consentida, recibir atención, contar historias, jugar y hablar con sus más cercanos, arreglar su jardín, pasear, leer, etc.

No sé a qué tipo de persona se le ocurre pensar que para superarse hay que graduarse de la Universidad. Desconozco si sus hijos la apoyaron, espero que no. Espero sinceramente que alguno le haya dicho al menos una vez: «Mamá, detente, mejor pasa más tiempo conmigo, vayamos de viaje cada fin de semana a visitar a las tías«. Ninguna persona merece que en su mente se le condicione algo tan poco esencial. Con todo lo que le tocó vivir, Janice es ejemplo de superación más que muchos profesionales.

Janice estará feliz y tranquila, no porque naturalmente deseara arrojar un birrete en una ceremonia, sino porque no quería ser recordada como una mujer que por los golpes de la vida, nunca pudo graduarse.

Janice Hall
Foto tomada de https://www.rcnradio.com/clics/mujer-de-81-anos-termino-su-carrera-universitaria-tras-superar-dos-veces-el-cancer

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