En el 2015, durante un viaje al Museo Nacional, Bogotá, tuve una revelación de parte de una estatua precolombina. Durante mucho tiempo me avergoncé de decirlo públicamente, pero ahora ese temor se ha ido y puedo confesar que algunas veces los objetos me cuentan historias que luego trato de escribir.

En esa ocasión fue sobre un joven de una aldea Calima en el territorio que hoy se conoce como el Tolima y Valle del Cauca. En esta historia se relata como los espíritus del bosque le brindan su guía para que éste aprendiz pueda adquirir la sabiduría que le sería encargada por parte de la naturaleza para cuidar de ella.

Invito a los lectores a que la adquieran y conozcan la historia que me fue contada. Y les juro por la estatua que no estaba drogado.

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